Sweet paradise of freedom

domingo, 30 de diciembre de 2012

¿Como te va en eso de vivir?

Siempre andaba con una sonrisa en la boca, con una sonrisa en los ojos, derrochaba amor, ilusión por aprender, por descubrir el mundo que la rodeaba. Tenía demasiados sueños que regalaba para que por las noches la gente se arropara y no pasara frío. Dentro de ella no había odio, no había oscuridad, era todo inocencia y luz, esa luz cálida que te despierta un sábado en la cama.
¿Cuando cambió aquello?

Cuando descubrió la realidad que amenaza en cada esquina. La gente le decía confía, confía y no temas que tú te podrás levantar cada vez que te caigas. Ella siguió la voz de aquellos que le tendían la mano, que susurraban palabras cálidas y a la vez frías como hielo.
Su primer golpe, para ella mortal llegó demasiado pronto, sintió como algo se rompía en su interior, su frágil inocencia y luz se rompieron como el cristal. Eran secretos, secretos que no podía  contar a nadie por miedo a perder más. Tuvo que aprender a enfrentarse al miedo y a buscarse la vida para sobrevivir. Pero todo aquello pasó, un mal año fue y pensó que otros mejores llegarían.
¿Dónde está la persona que dijo confía?

No está. Se fue y nunca volvió se transformó en algo que no llega a extraño, la persona que la salvó ahora la hundió en el pozo de la soledad.
Buscó personas iguales a ella, misma edad, mismo gustos, pero se conformó con aquellas que decían ser amigos. Pasó varios años sumida en peleas, que se cambiaban por pequeños momentos en tranquilidad. Humillada por lo superior aprendió que todo tiene su momento y que las cosas buenas solo pasan una vez en la vida, no se repiten, no vuelven y que lo único que permanece son los recuerdos que duelen más que las balas.
¿Quién la sacó del pozo de la soledad?

Nadie ha sido capaz de salvarla aún de aquel pozo de espirales. Nunca se dejó ayudar, para ella la gente era fría y algo la decía desconfía. Las personas que a hundieron se alejaron de ella, siempre con reproches y con peleas, no sintió pena, no sintió nada, el segundo golpe de la vida la dejó fría.
¿Que cambió?

Su manera de ver el mundo. Ya el mundo no era maravilloso, no valía la pena arriesgarse por descubrirlo, era todo una vil mentira creada para que la gente matase por aquello que quiere. El tercer golpe llegó demasiado deprisa. La dejó sin ganas de vivir, la dejó ya sin nadie. Ahora estaba sola, pero en aquel año conoció un par de personas que conseguirían sacarla del pozo en el que ella misma se estaba sumiendo y no podía salir, ellos conseguirían retrasar el momento de aquel que espera que todo termine. Pero los golpes no cesan, no paran.Y si ni ella misma se podía curar y cuidar un segunda persona le pediría que lo intentara, esa persona, más grande, más fuerte y más temible le pidió ayuda para sobrevivir, una ayuda que le salvaría a él y otra que mataría a ella.
¿Cómo acabo?

Acabo mal, muy mal. Ya no reconocía al reflejo de mirada distante, sangrante y apagado que le devolvía una mirada cargada de dolor. Ya no reconocía la gente de su alrededor que seguía su vida sin más. Era un cuerpo inerte que ya no podía sentir,  ya no podía amar. Su manera de enfrentarse a la vida ya no era la misma, esa era la consecuencia de tanto dolor acumulado y no calmado. Otras personas llegaron, y otras volvieron. Las que llegaron solo la han causado más problemas y las que volvieron solo falsas apariencias, un cuarto golpe mortal la dejó agonizando en vida, pidiendo ayuda esperando que alguien la consiga rescatar pero solo se hunde más en el abismo de la frontera de la vida y la muerte.
¿Y ahora?

Nada, ya no queda nada. No le quedan fuerzas para luchar, para levantarse de otros golpes, menos cuidado, menos sitio. Soledad, tristeza. Su corazón ya no tiene llave, la llave a sido echada al mar de los recuerdos y ni ella misma sabe encontrarla,
¿Que pasó?

Se consumió.

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