Sweet paradise of freedom

domingo, 24 de noviembre de 2013

Y el frío invierno ya llegó y todo lo que floreció con su partida lo congela con su crueldad. No dejada nada vivo, ni siquiera la flor más insignificante la deje crecer. Nada de todo lo vivo lo dejó vivir. Ni siquiera un amor de verano, o un sueño de placer.

Todo lo que perdimos habrá que recuperarlo.


Y las luces de un nuevo día se mantiene despiertas buscando algún perdido a quién salvar de la temible oscuridad. La esperanza de conocer todo lo conocido se destruye con el paso de toda navidad. Las luces de la alegría cada años se desvanecen intentado mantenerse vivas en una llama que se congela con el invierno. Y la lucha desenfrenada de dolor aumenta con el latido del corazón y el dolor se intensifica con cada sueño roto.



La mente esta llena de recuerdos, la clase de recuerdos que te mantienen joven con el paso de los años. Hacen que seas inmortal hasta el día del juicio final. Ellos te sacan sonrisas , lágrimas y esperanzas, pero en el fondo sabes que ya no son real y que esos momento no son más que una triste imitación de lo que fue.


Y no hay luz en el final que te diga que todo va a salir bien. No hay  nadie a tu lado que te levante cuando te caigas y si lo hay , se cansará de esperar. No queda nada más que la esperanza que se mantiene en el corazón, pero el hielo se encarga de congelar hasta la última gota de calor que queda en tu cuerpo. No hay final escrito con palabras bonitas, ni alegres principios con letras de amor, no queda nada más que la luz que llevó a la esperanza y el dolor que te arrebató tu último sueño.


martes, 12 de noviembre de 2013

Por el temor de no ser juzgados nos destruimos a nosotros mismo, por el orgullo de no querer reconocer lo que nos atormenta es demasiado tarde cuando pedimos ayuda para salir de la mierda dónde entramos. No te permites mirar atrás en ningún momento porque sabes que el día en que lo hagas no vas a poder volver a mirar al futuro con los mismos ojos cargados de sueños, entonces un día hartos de fingir que llevas una vida normal, que no tienes problemas graves que no te estás matando por dentro y por fuera te paras en medio de la tormenta para observar un breve instante lo que te rodea y en ese momento todo deja de ser igual. 

Porque no ves la misma realidad en la que estabas viviendo, ves una muy distinta, no ves las risas dónde antes las había, no ves lo colores de la mañana, no eres capaz de apreciar lo bello de un amanecer y en ese segundo no puedes evitar cambiar,empiezas a sentir el dolor de todo cuanto has guardado, empiezas a notar el cansancio que has acumulado, empiezas a notar el frío, la ira, el miedo... Entonces caes y en ese momento ya no hay vuelta atrás o decides luchar por sobrevivir o esperas a que el tiempo pase. 

Todos queremos tener el poder del tiempo, poder retroceder , poder cambiar los errores, cuidar más lo que echamos de menos, pero no existe tal poder en mano de los mortales. 
Todos necesitamos más tiempo, para pensar, elegir, llorar o poder levantarnos. 
Pero no disponemos de ese tiempo y cuando elegimos luchar se no hace largo.
Pero cuando decidimos esperar a ver que pasa, a tener otras opciones o simplemente cuando nos rendimos, se nos escapaba y eso nos duele como ninguna otra cosa.