Mi reflejo no es más que una ilusión de lo que fue de antaño. Sé que no soy la de antes, la droga a dejado su marca al igual que el tabaco. Cada vez tengo más arrugas y mis pómulos son muy marcados, mis dientes, antes de un color blanco que lanzaba destellos al sol, se han convertido de un color amarillo-marrón que no puedo mostrar al público. No me arrepiento de nada, no podía seguir en ese mundo sin una pequeña ayuda, ese mundo donde la anorexia siempre esta presente y la imagen lo es todo, dónde los amigos solo están contigo por el dinero y el resto del mundo se divide en: chicas que te odian, tíos que solo te quieren para follar y chicas al borde de la anorexia y la bulimia.
La droga me ayudaba a conseguir ese estado de éxtasis que tanto necesitaba, donde me hacía compañía en las noches donde la oscuridad me tragaba. El tabaco me ayudaba por las mañanas a mostrar una imagen serena, y tranquila. No se como acabé aquí metida, yo solo quería triunfar pero no quería ser exhibida para que la gente me criticara sobre los vestidos que me obligaban a poner.
Solo quería poder, pero no este poder. Hace tiempo que no controlo mis impulsos y mis deseos cada vez son mas complejo. Sé que cada vez va ser más difícil ocultar las marcas que el tiempo, la rabia, el dolor y las drogas han dejo en mi cuerpo, por mucho maquillaje, retoques y engaños no lo pueden ocultar y no quiero que nadie me mire más, por eso mi mano derecha se dirige hacia mis venas y las va rompiendo poco a poco, la sangre huye de mi cuerpo y mi corazón va más deprisa en un último intento desesperado por vivir, me dejo caer al suave y frío suelo y allí dejo que la vida se vaya de mi cuerpo poco a poco. Los ojos se me cierran.
Lo último que siento: odio
Lo que deseo recordar: amor
Lo que quiero encontrar: libertad