Sweet paradise of freedom

viernes, 31 de agosto de 2012

Vidas X

Apoyó un pie en el frío suelo, lentamente puso el otro y agarró el aparato de metal con ruedas donde tenía enganchado el suero. Agarró el libro con una mano, mientras que con la otra se sujetaba para no caerse. Poco a poco fue andando hasta la puerta que se encontraba abierta y salió por ella con el mayor sigilo posible. Afuera en el pasillo todo estaba oscuro y silencioso, las sombras parecían almas a punto de vengarse, acechando en cada rincón. Pero él decidido a encontrar a la dueña llamó a la primera puerta que estaba a su izquierda, no hubo respuesta. Pasó a la siguiente. Apenas sin poder caminar erguido y recto no desistió en su tarea. Siguió buscando sin descanso, de un lado para otro, hasta que llegó a la habitación que buscaba. Lo supo al instante, la puerta entre abierta dejaba asomar una luz brillante que destacaba con la penumbra del pasillo, ahora en completo y aplastante silencio.
Timidamente se fue acercando a la puerta y a través de la rendija puedo ver a la pila de libros que había mencionado la enfermera. Antes de entrar se apartó un poco el flequillo de la cara y ladeo la cabeza para ver a la chica. Su expresión al verla era de sorpresa, el pelo rubio largo de la chica era extremada mente liso, estaba sentada con las piernas entrelazada y de espaldas a la puerta.Estaba encorvada hacia el libro. El chico dubitativo llamo muy tímidamente a la puerta, el golpeteo sacó a la muchacha de su historia y se giró bruscamente. Su cara denotaba sopresa al principio, pero sus ojos ávidos de conocimientos se dirigieron instintivamente al libro que el joven sujetaba y una sonrisa se posó en sus labios, finos y delgados sin ningún tipo de maquillaje. El pijama que ella llevaba era de un color morado que se ajustaba perfecta mente en sus senos y que luego caía en volandas hacia abajo, su pantalón largo era morado como la camiseta y con pequeños corazones en todo su largo que era bastante.
-Bu..buenas noches, mm- se rascó la cabeza como intentado que algo no muy estúpido saliera de su boca- soy el chico al que has prestado un libro que, por cierto es muy bueno.
-Hola- sonó una carcajada y la chica miró al muchacho con más atención, su pelo era castaño y lo tenía muy liso, un flequillo le tapaba un ojo, tenía melena que le llegaba hasta la nuca. Ella se levantó y se acercó al joven que se había agarrado con más fuerza a su palo de metal, una vez que es tubo a su lado le dio dos besos, uno en cada mejilla a modo de presentación- me alegro que te guste, es uno de mis favoritos.
-La verdad es una novela clásica como muy pocas que e leído.
-Lo sé, sienta te.
Ambos se sentaron en la cama uno enfrente del otro.Los ojos de ella era del color avellana y los de él azules que destacaban mucho con su pelo castaño.
-Tienes unos ojos muy bonitos, como el color del mar en pleno mediodía.
-Gracias, es la primera vez que me lo dicen así.
-De nada,  es que nunca e visto unos ojos como los tuyos, me encanta, por cierto, puedes venir a hacerme compañía cuando quieras estoy sola siempre.
-Yo también, así que lo mismo digo.
-Eres muy majo, la verdad.
-Tú también y muy alta,
-Jajaja, suelo tener ese problema.
-A mí me gustan altas.
Y así continuaron un rato más.


Culpabilidad


La culpabilidad, ese sentimiento que nos paraliza en el presente por cosas del pasado, que remeten contra nosotros día tras día, hora tras hora, segundo tras segundo. Se instala en nuestras cabezas y poco a poco se busca un sitio en el alma. Para liberarnos necesitamos que nos abran los ojos de la manera más cruel, que nos recuerden las malas decisiones que tomamos o recordarnos como eramos en el pasado. Las malas acciones que creamos nos suelen salir impugnas, ya que siempre suele salir la sombras de la culpa, que por mucho que se intente siempre queda la espina clavada.
Es uno de los peores sentimiento que podemos tener ya que suele venir acompañado de tristeza y dolor y conlleva a un cansancio tanto físico como psíquico que nos impide el avance en el día a día.
Pero una vez que consigues librarte de ella, la sensación de libertad es como la de un pájaro que remonta el vuelo por primera vez.

martes, 28 de agosto de 2012

Vacaciones VI

Cuando la risa fue desapareciendo de la boca de las muchachas se miraron por esa broma íntima.
-¿Quieres pasar?- Emma hizo un gesto con el brazo, abarcando todo el aire que pudo.
-Por supuesto, pero después de ti.
Antes de entrar a la casa, la primera en hablar miró al pasillo con todos sus sentidos puesto en él, poco a poco y con paso sigiloso se fue adentrando en la profundidad, seguida de cerca por su amiga, que con una expresión extraña la seguía sin ningún comentario. Antes de pasar por delante de la puerta de la cocina, se giró y un dedo silencioso se posó en sus labios, Rosalie con gesto aun mas desconcertado se paró en mitad del pasillo y se quitó con cuidado sus zapatos con un poco de tacón.
Como su amiga, corrió una breve carrera hasta las escaleras que las subió con cuidado, ya que por cada paso que daba un leve crujido traspasaba el aire. Una puerta de color blanco se encontraba entre abierta y una chica la apremiaba a subir deprisa, olvidando se del ruido subió como una exhalación y poco después se encontró en la cálida habitación.
-Siento el numero pero no quería un encontronazo con mi padre- una sonrisa cálida de disculpa le recorrió el rostro.
-Nada. si un poco de ejercicio raro nunca viene mal.
-Bueno... pues esta es mi habitación para el resto del verano, es horrible lo sé, pero aún estoy limpiando la capa de suciedad de hace un siglo.
-A mí me gusta, pero aquí por la noche hace frío, no te aconsejo dormir solo con una sábana.
-Lo sé, tengo mi manta/edredón de terciopelo negro esperando en una caja a que sacuda el polvo del colchón.
-¿Quieres que te ayude en algo?
-No, solo quiero que me digas si debería fiarme del armario.
Una carcajada traspasó la puerta y una señora de no más de cuarenta años entró por ella.
-Buenas, yo soy la madre de Emma encantada.
Una mano impacto en la cara de Emma, la suya propia, con ese gesto solo demostraba vergüenza.
-Encantada, me llamo Rosalie y su hija me a invitado a comer.
Un llanto procedente de un niño pequeño inundó la calma de la casa, con el llanto un golpe sordo.
-Me voy que ya se están peleando, encantada luego nos vemos.
La puerta se cerró y acto seguido un gritó lejano procedente de alguna otra habitación llegaba a sus oídos.
-Tienes una madre encantadora, no se porque la odias.
-No la odio- su voz se nota una nota más alta y su cara ensombrecida evitaba una mirada.
-Ya quisiera yo una madre así.
-No puedo opinar no conozco a tu madre, pero si es igual que tú, te la cambio.
-Jajaja no,yo en lo físico e salido a mi madre pero en carácter a mi abuela, no me preguntes por qué porque no tengo no idea.
-Pues yo al revés, el aspecto es el de mi madre, pero mi carácter es de mi padre por desgracia.
La puerta por segunda vez abierta por alguien del exterior chocó contra la pared, dejando visible al hombre de quien estaban hablando.
-Hablando del rey de Roma...- la voz de Emma baja se vio acompañada por una risa de su amiga.
- Hola yo soy Rosalie, la amiga de  su hija- le tendió una mano que el hombre apretó con cuidado- espero que nos veamos más amenudo.-Emma ante la salida tan espectacular que había tenido su inusual amiga la apoyó.
-Pues claro, siempre que quieras te pasas por aquí ¿verdad papá?
-Eh....- el hombre asombrado por la personalidad de la visitante y la actitud de su hija se quedó trabado- por supuesto ven aquí siempre que quieras, esta es tu casa, la comida ya está.
En cuanro salió por dónde había entrado, las chicas se miraron y no pudieron evitar reirse.
-Antes de bajar- empezó una de ellas- deberías ponerte los zapatos y yo debería coger el móvil.
Así bajaron por las escaleras, ahora sin preocupación por el ruido.

jueves, 23 de agosto de 2012

No cambies

-Nunca e entendido la moda de escribirse dedicatorias, me parece una manera absurda de mala gastar la tinta del boli, por mucho que te pongan "no cambies nunca" muchas de esas personas desean que caigas, los que de verdad importan están a tu lado- el discurso salió de sus labios apenas sin esfuerzo, sus ojos de un color ámbar se posaron en los de su amigo que le mira intrigado y desafiante.
-No pretendo que lo entiendas, pero a mi me gusta y si no quieres gastar la tinta de tu boli te dejo yo el mío- le tendió un bolígrafo de color negro, mientras que sus ojos se movían expectantes a la espera de lo que su extraño amigo hiciera.
-No lo hago por el boli, eso me da igual, lo hago porque esta carpeta dentro de unos años acabará en la basura... y con ella mis palabras y letras. Pero si quieres que lo haga, lo haré- se encogió de hombros, por esa persona haría la que fuera necesario.
-¿Sabes que eres el amigo más extraño que e conocido en mi vida?
-Lo sé, soy así que quieres que haga- suspiró- ¿que te pongo?
-No, no,no,no no. Así no funciona esto.
-¿Y como funciona esto?
-Nunca has hecho una dedicatoria?
-No, siempre me e negado, al igual que las fotos y las firmas, y los cumpleaños... - con cada palabra que decía una mueca de asco y contra dicción recorría su rostro.
-Y yo soy diferente- no lo preguntó, lo afirmó.
-Lo sabes de sobra...- hizo un gesto con la mano restando importancia a las palabra anteriores.
-Y sabes cuanto me halaga eso.
-Entonces no sé porque necesitas una estúpida dedicatoria.
-Algún día te iras y por mucho que me acuerde de ti quiero un recuerdo para saber que fuiste real.
Se quedo paralizado, sin saber que hacer, no se espera esa respuesta.
-Bueno, haré una excepción contigo.
Agarró el boli y comenzó a escribir.
" Va a ser una dedicatoria corta pero especial. No  quiero que cambies y no lo digo como esos idiotas que lo dicen por decir, yo lo digo de verdad. Lo segundo va a ser que espero que nunca te hagas un tatuaje no le quedaría bien al chico bueno xD. Y por último pedirte que no te vayas a ningún lado sin mí porque yo no lo pienso hacer contigo y espero ser correspondido. Un saludo de manos cordial , para el mejor amigo mundial (rima : } )"
Le entregó la dedicatoria y una sonrisa cruzó su rostro al averiguar que a su amigo le encantó.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Hazlo, da igual.

-¿La vida cambia recuerdas?- la voz salía ya desesperada de la chica de pelo rizado.
-Lo sé...- un suspiro recorrió toda la habitación.
-¿Y...?- expectante espero paciente.
-No sé que hacer, entiende que no es una decisión que se pueda tomar a la ligera, no es como comprarse una camiseta que no te gusta del todo, pero que no te disgusta, estoy hablando de mi pelo y que tengo que comvivir con él si tomo la decisión.
-Lo sé, pero decide te ya, llevas una semana así y tienes cita el viernes- ya no le quedaba paciencia.
-Pensarás que estoy loca, sabes que amo el pelo largo, pero algo en mi interior me dice que lo haga, que me vendrá bien tomar esta decisión.
-Pues haz lo... No sé que te lo impide y sí, pienso que estas loca.
-Ultima mente siento como que mi vida a dado un vuelco y se a quedado todo boca abajo y desordenado, siento que todo el mundo elige por mí, si me voy por letras o por ciencias, la ropa... Parece que todos están en contra mía, me tratan como una niña pequeña a la que tienen que proteger, y yo no soy pequeña. Parece que nadie me escucha excepto un puñado de personas y ahora tengo la oportunidad de hacer YO, sin que nadie pueda tomar esta decisión por mí excepto yo.
-Te entiendo, a mí también me a pasado...
-Sé que parece una locura y posible mente lo es, pero yo... creo que lo necesito, creo que un cambio después de todo lo que a pasado, los estudios... me vendrá bien, pero amo mi pelo- la cara se contrajo en una mueca triste.
-Mira la vida es un ir y venir, un no saber que va a pasar mañana, un querer y no poder, un tira y afloja, un que dirán y un que quiero yo. Si sientes todo eso haz lo, te acabara creciendo y sino exsisten los gorros. La vida cambia y lo importante es que sepas lo que pasa en ella y no te sientas perdido.
-Es mi pelo...
-Ambas sabemos lo que vas a hacer, pero te da miedo admitirlo.
El silencio entre ellas era aplastante hasta que una lo rompió.
-Te lo vas a cortar porque lo necesitas ¿y sabes porque lo sé? Porque si no lo fueras a hacer no lo habrías ni pensado.
-Creo que lo voy hacer.
-Y me parece muy bien.

Vidas IX

Los ojos de la enfermera cálidos, brillaron en la oscuridad de la habitación, un impulso la recorrió desde el estómago, siguiendo por el torso y hasta llegar a las puntas de sus dedos y con un suave apretón junto más sus labios a los de él, los brazos seguros de él la rodearon el torso apretando, mientras que las manos de ella se dejaban guiar por el pelo, acariciándolo y haciendo pequeños círculos en su caballera. El beso duró más de lo que el hubiese esperado nunca, pero no se separó, al contrario se dejó guiar por el impulso y el deseo y su mano recorrió las caderas de la mujer que con un suave jadeo, bajo las manos para empezar acariciar el torso definido de él. Fundidos entre el beso y las caricias, fueron prosiguiendo en la exploración por los cuerpos, los labios de ella se separaron delicada mente y le dio un beso mucho más apasionado que el de antes, más fuerte, expresando el deseo oculto que se había apoderado  de ella. Ella se subió a horcajadas encima de él, apoyando el peso en el abdomen del joven, apoyando sus pechos en el, rozándolo, jugando. Los labios se separaron y uno de ellos comentó...
-Para, me haces daño- la voz del hombre salía ahogada y apenas audible- me gusta esto y no quiero que pares, pero no te subas encima de mi pierna rota porque aun me duele.
-¡Lo siento! No me e dado cuenta, que vergüenza tengo que seguir con la ronda y...- apabullada y roja por la vergüenza por la pérdida de control ante aquel deseo imparable.
Una mano agarró la suya y el chico la atrajo hacia así, y con un susurro solo audible para ella pronuncio.
-No te preocupes, no me importa, siento yo haber parado- la voz en verdad transmitía pena, pero no estaba avergonzado por lo sucedido al contrario parecía orgulloso.
-No se que me a pasado, nunca hago esto me lo tengo prohibido...- se llevo la manos a la cabeza.
Divertido comentó- te creo, sé que esto no lo haces siempre, me alegro de que hayas venido. Dentro de dos días me quitan la escayola, aun me queda la recuperación, pero ya no me dolerá así que ven entonces y seguimos- guiñando un ojo complice concluyó la conversación y con una sonrisa salió para las últimas habitaciones, pero antes parando por la habitación de aquel chico de las novelas románticas, sabía con exactitud que estaría despierto. Llamó a la puerta y la abrió con sigilo.
-¿Puedo entrar?
-Como si estuvieran en tu casa. - El libro que sujetaba en las manos era de tamaño grande y llevaba un gran paso, más de la mitad.
-¿Te gusta el libro?
-Me encanta, la persona que me lo haya prestado tiene un gusto increíble.
-Te diré un secreto, es de este pasillo, número impar, si quieres saber quien es llama puerta por puerta hasta dar con una chica que tiene una pila de libros en su habitación.
Y con estas palabras se marchó.
El chico se quedo mirando la puerta, pensando en lo que había oído y se levantó de la cama dispuesto a buscar a la dueña del libro.

Yai

Recuerda siempre gritar antes de saltar.
No sabes lo que encontrarás al caer, pero vacía tus pulmones antes de desvanecerte.
Vuela a lo desconocido, aunque en realidad no lo reconozcas. En realidad tú ya no te reconoces.
No recuerdas tu pasado. No sabes quien eres. No quieres saber quien puedes ser.
El miedo a lo desconocido es lo que nos mantiene vivos y lo que nos quita la vida al mismo tiempo.
Escrita por mi tocaya.

martes, 21 de agosto de 2012

Ayuda me, llevo encerrada demasiado tiempo y necesito luz solar. Necesito beber de tu sangre y que me folles hasta el amanecer, porque es lo ultimo que necesito y lo ultimo que puedo pedirte antes de que el solo caiga y me maldiga eternamente con los sentimientos humanos, concede me antes un orgasmo para que me vaya con tu recuerdo dentro de mí y con el las ganas de vivir, porque ambos sabemos que yo soy lo único para ti y tu lo único para mi, que ambos somos dos solitarios en busca de placer. Porque ambos sabemos que sin no querré vivir y el suicidio sera inminente e imposible de predecir, sabes tan bien como yo que la vida humana es un asco, y que sin el interruptor que encierra los sentimiento me pudriría por dentro y me seria imposible mirar a los ojos a nadie.
Por eso folla me antes que nada en el mundo y deja que me alimente en tu cuello fuerte, deja que pillé la vena que va directa al corazón y que la presione con los colmillos para poder se completa mente tuya,.Ahora puedes llamarme loca porque lo soy y también te digo que no me arrepiento de nada y doy gracias a dios, o lo que sea que esta ahí arriba, que conocerte es lo mejor que me a pasado en el mundo.
Hasta nunca, joven vampiro ya que jamás quiero verte en el mundo de los mortales y juro aquí delante de todos que algún día volveré para que me folles salvaje mente debajo de la luz de la luna, de las estrellas y en la orilla del mar.
Un viento enfurecido sacudió a la vampiresa, dejando solo su olor, su recuerdo y las promesas-

Egoismo.

Sé que es egoista hundirme cuando soy la única persona que te saca a flote, pero la presión me esta matando, me aprisiona los pulmones, me ahogo poco a poco,en cuanto más pateleo mas caigo en el abismo.
No dejo que nadie me ayude y aún no entiendo por qué.
Te pido disculpas porque sé que esto acabará con todo lo que construimos pero...
Dejame que te pida otro favor, antes de irte sacame a flote, porque si dejas que me quede aquí ambos sabemos como acabaré, en el fondo, putrefacta y destrozada y aun que suene de nuevo egoista... no me merezco un final así y tu y to lo sabemos.

lunes, 20 de agosto de 2012

Realidad


 ¿Pensar que aún queda gente buena en el planeta?
Yo lo creo.
¿Absurdo?
Creo que no.
¿Ignorante?
Puede.
Pero es mejor que pensar que todo se a acabado y es una mierda.

Fantasmas I

"Las  cosas nunca son lo que parecen" pienso desesperada, sé que las sombras que veo solo son un mal producto de mi imaginación, es absurdo creer que una copia de mí transparente intente darme caza, pero cada vez me cuesta más ignorar el miedo poco a poco se apodera de mi ser racional y lógico.Ya no tengo cuidado del ruido que produzco, mis pasos, respiración, golpes...
Me precipité por la puerta de la cocina y el primer y único impulso que tengo para protegerme es agarrar un cuchillo, cojo aire tres veces despacio, sopesando las oportunidades que tengo de vencer a alguien que esta muerto, en el fondo sé que son pocas por no decir nulas pero algo me impulsa a sobrevivir. Me giro a la puerta y de repente suelto un gritito agudo, acaban de irrumpir en la cocina una copia de mí misma, con mirada de asco me observa de arriba a abajo.
Un dolor de cabeza me parte en dos, me dejo caer al suelo inerte y no puedo reprimir que las lágrimas se golpeen entre ellas en su intento por salir, me dificultan la visión, con un esfuerzo sobrehumano me arrastro por el suelo a ciegas en un intento desesperado por salvarme de aquel sufrimiento.
Pero de repente siento algo traspasar mi alma y llegar al corazón, un dolor mucho más salvaje e intenso me golpea y me tumba, dejan dome sin respiración, lo único que siento es la presencia muy cerca mía y el cansancio.
Los recuerdo de mi visa pasada vienen hacia mí, no puedo apartarlo y rendida por todo lo sucedido dejo que me llenen por completo, no puedo evitarlo, el dolor y los recuerdos son demasiado fuertes y yo estoy demasiado débil. El primer recuerdo que consigue romper el poco coraje que me queda se mete dentro y en un instante consigo visualizar a una niña de tres años, trenzas largas y castañas, se balancea en un columpio aparentemente feliz pero... Un grito desgarrador sale de mi garganta inundando mi boca y dejándolo escapar grito con todas mis fuerzas. Esa pequeña soy yo. Me acuerdo de ese día como si fuera ayer, mi madre se había ido y prometiéndome que volvería enseguida me dejó en aquel parque, estuve esperando horas y al final no fue, mi padre vino a buscarme horas después. Desde ese día me prometí que no soltaría no una lágrima por ella y pensaría que estaba muerta y desde entonces, así lo e echo y ya llevo trece años.
No entendía porque me torturaba de aquella manera tan cruel, y tampoco llegaba a comprender como sabía tanto de mí, me asustaba tengo que reconocerlo, pero eso no era lo peor.
Lo peor era que sabía con exactitud cuál iba a ser la próxima y no sabía como pararlo, no sabía como detener esa oleada de dolor intenso. La muerte de mi padre llegó poco después como lo predije. Aún tengo grabado el olor a pino en el olfato, la lápida dónde se encontraba, me acuerdo con pesar que en cada momento esperaba que se levantara con la sonrisa de siempre y sus dientes blancos relucientes y que dijera con sus voz ronca por los puros y los vodka que ya no me siguieran gastando aquella broma, pero no fue así.
El suelo de la cocina estaba frío y cada vez me retorcía más, pero mi mísero orgullo me impedía pedir clemencia, en medio de la noche sonó el teléfono que cortó la atmósfera que se había adueñado de la sala y el dolor se calmó de repente....
-Contesta y no le digas nada a nadie.
Cogí el teléfono como me habían ordenado y contesté.

domingo, 19 de agosto de 2012

Vidas VIII

La mano tocó la puerta tres veces y el sonido produjo ecos que en el silencioso pasillo parecían fantasmas atacando en la penumbra. Esperó un rato que a ella le pareció eterno y se decidió a volver a llamar, pero nadie contestaba,llamó con mas insistencia que las veces anteriores pero nadie parecía dar señales de vida, la enfermera preocupada dirigió una temblorosa mano al pomo y lo giró hasta que, con un chirrido la puerta se abrió en par en par y la joven enfermera entró con unos pasos inseguros.
La vista de la enfermera se acostumbró rápidamente a la oscuridad aplastante y aprisionadora de aquel cuarto, en la cama descansaba una anciana, que era joven para ser anciana, tenía sesenta años y ella se consideraba joven, tenía los ojos cerrados y descansaba tumbada boca arriba en la cama. Parecía estar en completa calma, demasiada....
El pensamiento de la enfermera llegó rápido, antes de precipitarse respiró tres veces, lo pensó. No se encontraba tan mal como para morirse y además no era normal, estaba en perfecto estado pronto iba a salir de allí, era absurdo creer que podía acabar así, después de meses luchando, se había recuperado y no podía acabar así. Antes de precipitarse y dar un parte equivocado le tomó el pulso.
El corazón de la enfermera empezó a latir con fuerza y deprisa, la sangre le golpeaba la sien y la respiración le iba tan deprisa que no pudo evitar un instante después comenzar a jadear. Estaba muerta, no tenía pulso y el pecho no se levantaba como solía hacer siempre. En un intento desesperado por agarrar a aquella señora a la vida, empezó a aplicarle un masaje cardiaco y el boca a boca pero no parecía funcionar. Desesperada apretó el botón que tenía a su izquierda y llamó a otra enfermera, ella estaba dispuesta a buscar al doctor, pero algo la retuvo y la hizo girar la cabeza mirando a la mesita de noche, encima reposaba una nota.
Abrió la nota y una letra pomposa rellenaba el pedazo de papel, empezó a leerla.
Buenas enfermera, hoy no me encuentro muy bien , creo que mi hora a llegado y para ser sincera me apetece descansar en paz, estoy cansada de luchar para volver otra vez al punto de partida. Te voy a echar de menos eso no lo voy a evitar, espero que me sepas perdonar y olvídate de mí. Te quiero pedir un último favor no llames a nadie de mi familia ni al médico quiero que me descubran poco a poco, y además mira el lado positivo,  así me podré reunir con mi marido muchas gracias por todo y suerte.
Las lágrimas se agolparon en los ojos de la joven y no pudo reprimir el impulso de abrazar a la señora, haciendo cumplir su último deseo la dejo en paz y se marcho haciendo el menor ruido posible, cerrando la puerta para darla mayor intimidad.
Las lágrimas seguían escurriendo por sus rosadas mejillas, y una pregunta insistente le palpitaba la mente ¿como podía saber la señora que se iba a morir? No lo sabía y nunca lo sabría, pero en el fondo se alegraba por la pobre mujer que por fin iba a poder cumplir su mayor sueño, reunirse de nuevo con su marido. La verdad es que estaba muy cansada, volvió sobre sus pasos dirigiéndose de nuevo al principio, abrió de nuevo la puerta que tan nerviosa la ponía y sacó dos cafés de la maquina. Con los vasos ardiendo y los dedos quemando se se reunió con el chico tan guapo y soltero que había tenido el accidente de moto. La puerta estaba abierto y el muchacho estaba despierto, con una voz serena y una sonrisa habló:
-Sabía que vendrías ¿qué tal la ronda?
-Inacabada, desastre, inútil, pésima y depre ¿quieres un café?- la voz temblaba incontrolablemente.
-Ven, claro que quiero el café ¿quieres hablar?'
Asintió con la cabeza, dejó los vasos en cima de la mesita y comenzó a llorar sin parar sobre el pecho fuerte y seguro del hombre. Este algo patoso acarició el pelo sedoso y castaño de la enfermera, con el brazo que le queda disponible la abraza suavemente transmitiendo ánimo y ternura. La enfermera conmovida por aquel gesto se abrazó más a él, su pecho iba más deprisa que el de él e intentaba controlarlo aun que sin mucho éxito.
Sin previo aviso, el chico la cogió la cara con ambas manos y le dio un beso en los labios sin titubear, cuidadoso y muy dulce.

jueves, 16 de agosto de 2012

Simbolos

Celtas:
Espiral:
La espiral simple es el símbolo celta más antiguo, representa la vida eterna, crecimiento, fuerza, vitalidad, reencarnación, expansión y el movimiento de las estrellas.
Este símbolo tambíense usaba para reprensentar el sol en su máximo explendor, llegando incluso a eclipses solares.
Para los celtas este símbolo no tenía principio ni fin lo que significaba que cuando acababa un ciclo comenzaba otro, por este motivo su presencia era muy frecuente en túmulos funerarios.
No es casualidad que los celtas usaran este símbolo para las estrellas formando una  trayectoría espiral por la cual las almas ascendían a su vida futura. Según la civilización tiene distintos significados.

 

 Triskel:

 Según la cultura celta, el trisquel representa la evolución y el crecimiento. Representa el equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu. Manifiesta el principio y el fin, la eterna evolución y el aprendizaje perpetuo. Entre los druidas simbolizaba el aprendizaje, y la trinidad Pasado, Presente y Futuro.

 

lunes, 13 de agosto de 2012

¿Alguna vez has deseado ser rescatada?

Llega un momento en que te das cuenta de que no todo esta bajo control, que las cosas que creías ganadas están perdidas, te das cuenta de que las cosas que antes te hacían ilusión ya no lo hacen, lo que antes eran risas ahora son lágrimas. Te das cuenta de que lo músculos de tu cara apenas son capaces de formar una sonrisa, te das cuenta de que estás perdido en un mar de gente, donde tú no eres más que una especie de matería inexistente. Justo en ese momento te preguntas "¿Cuando a ocurrido esto?" y te das cuenta que ya es demasiado tarde para intentar recuperarlo, en ese momento entras en una especia de rutina, que se basa en un mera existencia incórporea donde intentas encontrate sin exito, donde empiezas a seguir a la gente, y la mentira más común es "estoy bien" cuando en realidad estás tan roto por dentro, que no distingues el corazón del pie, donde estás tan roto que parece que vas dejando trozos de ti perdidos, en ese momento piensas " ¿ y mi héroe donde está?" entonces sueltas lo poco que queda de ti y esperas a que venga, esperas a lo mejor más tiempo del que dispones, pero en esa rutina para ti, el significado de la palabra tiempo se a perdido, pero todas las noches sueñas con ese héroe, con ese héroe que trae los trozos que en algún tiempo fueron tuyos, pero entonces el puto despertador suena y todo se desvanace. Cuando das todo por perdido, entonces te das cuenta que por mucho que te intente ayudar, eso, solo lo podrás lograr tú, es tu batalla personal.

Fachadas.

Solo somos fachadas, simples y patéticas fachadas que nos van matando poco a poco.
Esa fachada que al principio crees tener bajo control, pero que poco a poco, se va apoderando de ti, escondiendo el verdadero tú en un rincón, que poco a poco ves dejando olvidado, hasta que al final lo acabas perdiendo por completo. La desaparición  por surgir del agujero negro en el que te has metido es cada vez mayor, pero nadie te escucha, nadie excepto tú oyes, tu sangre gotear al suelo, tus lágrimas resbalar, tus gritos de agonía, la ayuda que tanto pides no aparece. Las preguntas sin respuesta se agolpan en tu cabeza, haciendo que las ganas de libertad sean mayores, pero estas ya cansado, tus inútiles intentos te han dejado exhausto. Tu cuerpo no responde, te dejas caer, y tumbado te quedas esperando que pase el tiempo, notas como tu cuerpo se rompe y se pudre en el interior sin que tu puedas hacer nada. Mientras que estás tan roto por dentro, tu fachada hace creer a la gente que estás bien, las sonrisas falsas que te obliga a hacer son creíbles y con el tiempo más, los ojos reflejan la verdad pidiendo ayuda pero una sencilla excusa lo anula. Nadie viene a salvarte porque te ven bien, solo ayudan, si sangras por fuera, si lloras por fuera, da igual que por dentro estés tan roto que con solo dar un paso te duela, da igual que el alma ya no exista y que el corazón este inundado de sangre.
Da igual.
Solo importa lo que se ve.

domingo, 12 de agosto de 2012

Vidas VII

El puro soltaba bocanadas de humo implacables que en su punto más alto se tornaban en espirales de un olor fuerte. El paciente miraba estupefacto a la enfermera, esa extraña persona que se había colado en el servicio de caballeros.
-Buenas, enfermera ¿que hace aquí?- la voz del hombre denotaba curiosidad por todas partes.
-E ido a visitarte, y como no estabas supuse que estarías aquí- su voz dura y llena de rencor aminoró la furia que se estaba adueñando del hombre.
-No sabía que fumabas puros.
-Ni yo, pero me a dado tanta rabia verte con uno que e decido empezar con el tuyo ¿te parece?
-No te lo tomes a mal, no a sido aposta, e tenido una debilidad- la súplica que traslucía su voz era palpable en el ambiente, ahora frío como el hielo.
-Mira, a mí me debería dar igual que mueras o no, pero la cosa está en que no es así y no puedo evitar preocuparme por ti- la rabia dejó paso a la decepción que se abrió paso a sus ojos, que para el hombre cada vez que la miraban era como dos puñales en el corazón.
-Lo sé, me siento mal por fallarte pero no e podido evitarlo e visto la caja y...
-Da igual, puedo con una decepción más, no a sido ni la primera ni la última.
-Hablas con experiencia- la duda en preguntar era evidente en la mirada del hombre, pero decidió no arriesgarse.
-E tenido experiencia, tu no has cumplido tu parte del trato y yo no te voy a dar la mía.
-¿Lo has conseguido?
-¿A caso lo dudabas?- enarcó una ceja y sus labios se abrieron dulcemente para meterse el puro en la boca y escupir con malicia el humo,  no deja duda que había conseguido el deseo más anelado del hombre.
-Dámelo por favor- la súplica y el dolor por la traición combirtieron el ambiente aún más frío.
-¿Debería hacerlo?- la indiferencia de la mujer, eran puñales que se clavaban en el hombre, donde su mirada despedía brillos de dolor y clemencia.
-Por favor.
-De momento no, te lo daré cuando dejes de fumar puros.
-Vale- le tendió una caja a la enfermera, en ella se contaban treinta puros de todas las clases, se la tendía a la mujer, con una mano firme y una mirada que no deja pasar ni un brillo de duda. La mujer conmocionada por el gesto del hombre cogió la caja con una mano temblorosa.
-Gracias- la voz del hombre realmente mostraba agradecimiento. Sin mediar palabra, regresaron a la habitación y ayudando al hombre él se  tumbó en la cama.
-Y espero que esta vez no me decepcione- aun que la voz quería estar enfadada, ya no lo estaba.
-Se lo prometo por lo que más quiero.
Y una mirada de comprensión cruzó el rostro de ambos.
La enfermera salió de allí con un brote de esperanza en el corazón, se dirigió a la siguiente habitación pensando en aquel hombre, ese hombre era decidido, delgado por la falta de comida. Había renunciado a la razón de su vida por un amor que no tendría un buen final. La historia de ese hombre era triste como pocas. Abandonado por sus padre a las doce años, se había dedicado a volcarse en el alcohol y los puros como razón de existencia, había tenido varias novias que  lo habías dejado tirado en la cama, después de noches de sexo sin control. Ahora a su edad había conocido a una mujer que le había llegado al alma, pero nunca se había atrevido a decir nada, cuando habían quedado para cenar, ambos tubieron que ser ingresados en hospital, ella que estaba en una zona prohibida para él aún no se habían podido ver, el renunciado a la ser de su exitencia los puros,solo para conseguir verla antes de que su cáncer de pulmón le dejara fuera de combate. La enfermera ante aquel sufrimiento del hombre le propuso dejar de fumar, a cambio de un paso para ver al amor de su vida.Antes de que ambos murieran. Las lágrimas volvieron a brotar de sus ojos, la tenacidad del hombre y su valor para rechazar todo en lo que un pasado muy cercano había sido toda su vida, le llenaba de esperanzas.
Ese hombre como todos las otras personas que había visitado hoy le había enseñado algo. Tenacidad y fuerza de voluntad.
La siguiente habitación, siempre estaba en penumbra, ella levantando una mano llamó a la puerta dulcemente.

Mi dulce niña


viernes, 10 de agosto de 2012

¿Sabes?

Por cada tración el corazón sufre una herida y por cada herida una lágrima de sangre

Vacaciones V

El móvil vibraba y sonaba encima de la mesa, ella lo miró sopesando quien podía ser, cogió el aparato lentamente y apretó el botón verde.
-¡Hola! ¿que tal Emma?- la voz de su mejor amiga sonaba alegre detrás de su móvil, se oía música de fondo y gritos histéricos, agudos rompían la calma de su habitación.
-Hola, Laura ¿que tal?- su voz denotaba cansancio y no le apetecía hablar.
-E preguntado primero- su voz era juguetona, iba borracha sin duda.
-Bien, estoy bien, te toca- decidió seguirla el juego, era divertido.
-Sí, si, y yo no estoy borracha- todo en ella denotaba sarcasmo en ese instante.
-Lo digo en serio- mientras decía eso ponía los ojos en blanco.
-Yo estoy estupenda- un sonoro grito salió de su boca- te echo de menos, mucho ¿sabes? Y estoy preocupada por ti.
-¿Por que? ¿Que esperas que haga?- estaba sorprendida.
-Estoy preocupada por si mueres de aburrimiento en ese pueblo.
-¿Sabes? Estas loca.
-Sí, lo sé, te dejo que hay una ronda más.
-Tengo miedo.
-¿De qué?- ahora estaba preocupada.
-Hoy mientras que iba de camino a mi casa, a la de aquí, me encontré con un chico misterioso y no quiero enamorarme, ya sabes como me gustan los tíos.
-¿Le conoces?
-No.
-Un consejo, si te lo vuelvas a cruzar pasa, otra historia más no. Te lo prohibo.
-Adiós- sonrió..
-Adiós- de fondo antes de colgar se escuchó- ¡hey, esperame! No, en serio- una bofetada resonó por todo el oído de Emma- no me muerdas- y colgó.
Puso los ojos en blanco, su mejor amiga, una chica bipolar. Sacaba matrículas en las notas, deportista, le encantaba lo romántico, pero también veía violencia, le encantaba hacer stripties, en las fiestas borracha como nadie, le encantaba los deportes de riesgo, perderse en mitad de la noche y los viajes de ida y vuelta en un par de días. Aún se acordaba de aquella vez que le cogió el coche a su hermano y la obligó a salir de casa para ir un pueblo abandonado, que se encontraba a varías horas en coche. Sonrió, según la gente no pegaban, según ellas lo que una tenía le falta a la otra y viceversa. Por eso eran la pareja ideal. una decidida, otra tímida, serena, intranquila, impulsiva, relajada, juntas, una explosión de sensaciones únicas.
De repente, la voz de su padre, la llamó a gritos desde la cocina.
-Alguien te busca.
"Perfecto, esto parece el día de las sorpresas ¿se puede saber quien me busca ahora en este inhóspito pueblo perdido en cualquier mapa?
-Ya bajo- gritó ella a su vez, molesta por el exceso de ejercicio. Cuando llegó abajo, la puerta de salida estaba abierta y no parecía a ver nadie fuera, aparentemente.
-¿Hola? ¿Hay alguien?
-Hola- la voz de su nueva amiga le llegó por el aire.
-Hola, ¿como sabes dónde vivo?- se acercó a la puerta y allí se encontraba ella.
-Es la única casa vacía del pueblo.
-Pues entonces debe de ser pequeño el pueblo.
-Mucho, no sabes cuanto.
-¿Querías algo?
-Sí, como me parece que mañana te vas a sentir violenta con todos mis amigos, y encima vamos a comer, e pensado que esta tarde te podrías venir con nosotros a la playa.
-Sí, me apetece mucho.
-Pues si quieres paso a buscarte, aquí. no- Emma iba a decir algo pero su decidida y nueva amiga la interrumpió- sé lo que vas a decir, no me importa.
-Espera un momento.
Ella entró de nuevo a la casa y se dirigió a su padre de mala gana.
-¿Puede quedarse mi nueva amiga a comer?
-Sí, y me alegro que me lo preguntes.
Volvió junto con Rosalie,
-¿Quieres quedarte a comer?
-Un momento- rápidamente sacó su móvil táctil negro, marcó un número con dedos veloces y habló deprisa.
-Hola, no me esperes para comer.
Silencio, ella escuchaba atenta.
-Sí, luego me pasaré a por el bikini.
Silencio, ella escuchaba.
-Hasta luego.
Se miraron lentamente, y después una sonrisa cruzó el rostro de ambas.
-Lo tomaré como un sí.
Ambas rieron.

Vidas VI

La enfermera se dirigió con rapidez a la habitación del muchacho, en el camino intentó serenarse, la charla con esa joven, su pena y como la había llamado heroína la había afectado. Nunca se hubiese imaginado que alguien la apreciara por sus actos y la sensación de haber ayudado alguien aún recorría por sus venas, el orgullo que sentía por si misma no era comparable con nada que hubiera experimentado. Llegó a la habitación pocos minutos después, el chico estaba inquieto, parecía que el efecto del calmante iba pasando poco a poco, cogió el termómetro levantó cuidadosamente el brazo y colocó el medidor de temperatura suavemente. El reloj digital marcaba las dos y media de la mañana, decidió esperar a su lado los cinco minutos. Ese periodo de tiempo pasó muy deprisa, cuando el sonoro pitido cortó el aire, la enfermera se sobresaltó y lentamente retiró el aparato del chico. La temperatura era normal, la enfermera soltó un suspiro de alivio, se volvió para salir, pero el ruido del roce de las sábanas le advirtió que el muchacho se estaba despertando y una súbita sensación la inundó por dentro, un impulso le hizo sentarse y quedarse con el chico hasta que despertara.
La silla que escogió era incómoda pero no protestó, silenciosamente se dedicó a observar al chico, que no tardó mucho en abrir los ojos al mundo.
-¿Hola? ¿hay alguien?- un susurro traspasó el aire y el joven calló de inmediato, la enfermera se acercó a su lado y le habló suavemente cerca del oído.
-Hola, estoy yo ¿como te encuentras?
-Con dolor de cabeza, y sed.
-No te preocupes,ahora mismo te traigo agua, pero no puedo darte nada para el dolor.
El chico tragó con dificultad, pero una débil sonrisa cruzó su rostro cansado.
-¿Que haces aquí?- la curiosidad era inminente en su voz, pero no puedo ocultar la alegría de no encontrase solo.
-Me tocaba venir a visitarte y cuando e visto que te estabas despertando me e quedado.
-Gracias- la sinceridad era aplastante.
-No las des, voy a por agua.
La melena castaña se dirigió con gracia a la salida, cuando hubo salido se detuvo en la sala de las enfermeras, que a esas horas se encontraba vacía, y cogió un vaso de plástico blanco y lo lleno de agua templada. Con cuidado de no tirar nada, llegó a la habitación y colocó el vaso en los labios del enfermo. Este bebió con avidez y tragó con dificultad, pero le sentó bien el contacto del agua con su seca garganta.
-Gracias de nuevo.
-De nada- la sensación de orgullo y satisfacción hacia si misma creció instintivamente.
-Me ha hecho ilusión verte ¿sabes? La pena es que no te puedas quedar, te confieso que me siento un poco solo.
-No me puedo quedar, pero tengo una solución ¿te gusta leer?
-Sí- la sorpresa se reflejó en su rostro y en su voz.
-Hay una chica que tiene un montón de libros, seguro que uno te puede prestar.
-Eso sería fantástico.
-¿De que tipo te gusta?
-De miedo y comics y un secreto, una muy buena novela romántica no la reprocharía.
-Te traeré lo que tenga, creo que sobre todo de amor.
La enfermera salió y dirigió sus pasos para el principio del pasillo, la habitación de la doncella tenía la puerta entreabierta y por ella se asomaba a ver un rayo de luz procedente de la lampara. Con una sonrisa llamó ligeramente a la puerta y entró, como siempre el montón de libros la daba la bienvenida.
-Hola, de nuevo ¿querías algo?
-Sí,un buen libro a ser posible, de miedo comics o una buena novela romántica.
-¿Para quien es si puedo preguntar?
-Para un paciente, que está solo y se aburre y yo no me puedo quedar con él, son veinte habitaciones y apenas llevo siete o seis.
-¿Chico o chica?
-Chico- una sonrisa de complicidad se asomó al rostros de ambas.
-Está, típica novela romántica, altamente recomendable, espero que le guste y estaría encantada de conocerle.
Se despidió con un gesto de la cabeza y salió con prisa, llegó a la habitación en menos de un cuarto de hora y le entregó el grueso libro al muchacho.
-Romántica.
-Altamente recomendable, espero que te guste, me tengo que ir- lo dijo deprisa.
-Adiós y gracias.
 El chico la despidió también con la mano, pero eso ella no lo pudo ver. Los ajetreado pasos resonaban en el pasillo, llegó a la habitación 313 cansada y tarde, el paciente de esa habitación era un señor mayor, de unos cincuenta años, con deterioro en los huesos, no le tocaba estar en esa planta pero no había más sitio en el hospital, ese habitación era la más grande, ya que tenía dos camas, cuando entró esperó oír el sonido singular del goteo del suero de unos de los pacientes pero no hubo, entró decida y una de las camas estaba vacía la otra la ocupaba un chico que siempre estaba escuchando a los Red hot chilli pepers a todo volumen.
-Hola buenas noches ¿como está?
-Bien- dijo secamente.
-¿Necesita algo?
-Sí, que se marche.
-¿Sabe algo? Que me voy a buscar a su compañero y que pienso volver, pero antes de irme voy a decirle un par de cosas-la ira acumulada del todo el día había estañado con ese ser miserable- es un señor muy rácano, está solo por que nadie le aguanta, ni si quiera su compañero, hay no a sido un buen día y no tengo el ánimo muy levantado, pero todas las personas a las que e visto esta noche y que YO- resaltó mucho esa palabra- debía cuidar y son ellos los que han cuidado de mí ,así que hazme un favor y no rompas lo que otros han construido por mí.
La charla dejó muy serio al escuchante, y la enfermera ahora más descargada se fue a buscar al paciente que sabía perfectamente dónde estaba. Con esos pensamientos se dirigió al baño de caballeros, entró como Pedro por su casa y abrió la puerta del último baño de un golpe. Allí sentado se encontró a un señor, alto, cara pálida y llena de arrugas, cuarenta y nueve años, fumaba incansable un puro, el humo de propagó rápidamente por todo el baño y la cara de ella mostraba una expresión serena, cáncer de pulmón tenía ese señor, la prohibición de dejar de fumar le había echo perder los estribos y adelgadazar enormemente, pero ella no aflojó su expresión, al contrario, le arrebato con furia el puro y comenzó ella a fumarlo rápidamente mientras que él la miraba con una cara de asombro, curiosidad enfado y admiración. Así entablaron una conversación.


jueves, 9 de agosto de 2012

Cartas para lucía

Querida lucía, aquí tienes tu carta como te prometí, así que empiezo.
Querida lucía:
Sé que siempre has querido que sea sincera y lo voy a ser, no me acuerdo muy bien de como nos conocimos, siempre, desde el primer momento de mi llegada al instituto te conocí de vista, eres difícil pasar desapercibida. La gente me comentaba que eras distante y refunfuñona, pero nunca me atreví a judgarte sin conocerte. Me parece que empezamos a intimar en los recreos, cuando empecé a ir a la biblioteca, lo que sí sé con seguridad que,nuestra amistad más seria comenzó el día que me invitaste a tu cumpleaños.
Hace tiempo que no nos vemos y e de decirte que te echo de menos en ocasiones. Eres una persona alta, delgada, tienes una cara alargada y una barbilla puntiaguda, ojos grandes de un color marrón intenso, cálidos que derrochan comprensión y bondad, rodeados de pestañas largas y finas que los resaltan. La nariz es larga y la punta grande y tus labios son finos y largos también. Tienes los pómulos ligeramente marcados.
Siempre te gusta ir arreglada, en eso somos como el agua y el aceite.
Tu carácter es fuerte, eres rencorosa y vengativa, tienes un corazón muy grande capaz de guardar mucho cariño, pero sé que un rincón guardas odio. Eres alegre, sincera y directa, en ocasiones demasiado, eres extremista, es decir, que con respecto a tus sentimientos siempre los sacas de sitio, si estás enfadada intentas romper una piedra contra una alcantarilla. Eres sensible, cariñosa, te encantan los abrazos, eres de emoción fácil, profunda y reflesiva.
La verdad, te conozco desde hace poco, pero has llenado rápido mi vida, las has llenado de sentimientos cariñosos y me has enseñado tanto como yo  a ti y eso que aún me queda mucho por hacer. Sé que te estás preguntando que es lo que me has enseñado, y te diré que tengas paciencia.
Me has enseñado que dejarse ayudar no está tan mal, has descubierto mi don, me has dado calma, un poco, no demasiado pero un poco sí. También siempre puedes alcanzar más de lo que puedes y te diré que no echo de menos tus charlas de moral, las odio de echo.
Por eso te debo un gracias y dos euros veinte céntimos que no se me olvidan.
Por eso y mucho más gracias y quiero que sepas que has tomado cierta importancia en mi vida y no quiero que te vayas todavía.
Gracias.
PD: espero que te guste y siento que haya alguna falta de ortografía, sé que te gusta el orden y me gustaría añadir una foto tuya pero no tengo, me debes una. 

miércoles, 8 de agosto de 2012

Vacaciones IV

El sonido del timbre cruzó el aire,  la puerta se abrió con un ruido estridente y una cara muy enfadada asomó detrás de esta.
-¿Puedo saber dónde estabas?
-En la playa.
-¿Haciendo que?
-Papá ¿que se hace en la playa?- la voz denotaba enfado y descaro.
-A mí no me hables así, bueno y que.
-¿Qué de qué?
-¿Que has hecho?
La chica resoplo cansada, harta de esa conversación.
-Me e bañada en el mar, e conocido a una chica nueva y e venido a casa.
-Espera, me has dicho que has hablado con alguien de aquí ¿verdad?-la voz grave y ronca de su padre ahora una décima más alegre que antes le hablaba deprisa.
-Sí, con Rosalie una chica del pueblo, por cierto mañana e quedado.
-Primero me tendrás que pedir para salir.
-No, no te estoy pidiendo permiso te aviso de que voy a salir.
Ahora ella se mostraba autoritaria, y su voz era firme y serena, en cambio su padre sorprendido por el cambio de comportamiento de su hija solo pudo reaccionar sobreponiendose al suyo.
-Yo digo que mañana no sales y punto.
-Te recuerdo que eras tú el que me obligabas a salir y yo no quería y ahora que yo quiero salir no me dejas ¿sabes una cosa? Eres un hipócrita.
-Y mañana...¿que vas a hacer?
-E quedado a comer con la chica que e conocida y sus amigos.
-Haz lo que te de la gana que es lo que haces siempre.
-Eso haré.
La chica subió por unas escaleras que se hallaban a la izquierda de la entrada donde había discutido con su padre, esa pequeña estancia estaba pintada de color azul con un espejo en la pared derecha y abajo un paragüero de un pata de pato estaba vació.
En las escaleras los cuadros colgaban en las paredes y la ventana dejaba pasar la luz del medio día. Su habitación que estaba en el segundo piso, estaba pintada de lila, la cama tenía unas sábanas horribles, que ella pensaba cambiar por sus sábanas de color verde y su manta negra de terciopelo que era muy suave al tacto. Por la ventana entraba no entraba mucho aire y las cortinas de flores estaban muy quietas, el paisaje era muy hermoso. La playa se veía en todo su esplendor, y la plaza también se veía, con las tiendas y los toldos de colores resplandeciendo ante sus ojos, la verdad es que la visión era muy bonita.A Emma esas vacaciones no le apetecían mucho en un primer momento, pero la chica que había conocido, la tranquilidad, el aire puro... y para que se iba a engañar, tenía curiosidad por el chico del cigarro la había abierto la posibilidad de un verano lleno de expectativas. Estaba ella pensando en esas cosas cuando de repente sonó su móvil.

martes, 7 de agosto de 2012

Paramore Crush








Tengo mucho que decirte
Si, Tengo mucho que decir                                 
Noté que tus ojos están
Siempre pegados a mí
Guárdalos aquí
No tiene sentido alguno…
Ellos te taparon la boca
Escribiendo la verdad
Con sus mentiras
Tus pequeños espías
Ellos te taparon la boca
Escribiendo la verdad
Con sus mentiras
Tus pequeños espías

Crush Crush (x 5)

Nada se compara a
Una tarde tranquila sola
Solo los dos.
De nosotros quien contara
Lo que nunca ocurre
Creo que estoy soñando
Otra vez
Vamos a hacer mas luego.
Esto

Si quieres jugarlo
Como un juego
Vamos, vamos, vamos a jugar
Porque yo prefiero perder
Que pasar mi vida fingiendo
Lo que tengo que olvidar
Por un minuto entero…
Ellos te taparon la boca
Escribiendo la verdad
Con sus mentiras
Tus pequeños espías
Ellos te taparon la boca
Escribiendo la verdad
Con sus mentiras
Tus pequeños espías

Crush Crush (x 5)

Nada se compara a
Una tarde tranquila sola
Solo los dos.
De nosotros quien contara
Lo que nunca ocurre
Creo que estoy soñando
Otra vez
Vamos a hacer mas luego.
Esto ahora
Rock & Roll nene
No sabes que estamos
Solos ahora
Necesito algo para cantar
Rock & Roll honey
No sabes, nene
Estamos solos ahora
Necesito algo para cantar
Rock & Roll hey
No sabes, nene
Estamos solos ahora
Necesito algo para cantar

Nada se compara a
Una tarde tranquila sola
Solo los dos.
De nosotros quien contara
Lo que nunca ocurre
Creo que estoy soñando
Otra vez
Vamos a hacer mas luego…

Nada se compara a
Una tarde tranquila sola
Solo los dos.
De nosotros quien contara
Lo que nunca ocurre
Creo que estoy soñando
Otra vez
Vamos a hacer mas luego
Más de esto…


Vacaciones III

-¡Hola!- una voz alegre y risueña sonó muy cerca de su oído- yo me llamo Rosalie, seguro que te estas preguntando que hago aquí ¿verdad?- Rosalie gesticulaba mucho con las manos, estas parecían una forma borrosa que nunca paraban de moverse- sé que eres nueva, se comenta desde hace tiempo que ibas a venir, te explico- hablaba mucho y muchas veces deprisa, pero su suave voz ayudaba a entenderla sin hacer ningún esfuerzo- por aquí no hay muchas noticias y la llegada de una forastera nueva es una gran noticia- y una sonrisa se formó en sus labio.
-Hola- la voz de Emma sonó un poco angustiada quizá por la cantidad de información recibida, pero en el fondo esta agradecida de haber encontrado una posible amistad tan deprisa-yo me llamo Emma y te adelanto que no soy noticia, no me considero una persona interesante.
-Tonterías ¿sabes? Cuando la única noticia interesante de este pueblo es el maratón de pesca y el torneo de mus, creeme es algo novedoso.
-¿Sabes que eres una persona graciosa?- la voz de la forastera se veía graciosa, y se sentía muy cómoda.
-Soy muy risueña mejor dicho y  tú- y la señaló con el dedo- vas a ser una noticia estupenda.
-La idea de ser noticia no me atrae mucho, pero si soy lo más interesante, cosa que me parece muy penosa, intentaré estar a la altura.
-Mañana hemos quedado para comer, todos los de la pandilla, bueno a ver- la verdad es que a ella parecía encantarle hablar de ese grupo de personas- somos un poco raros ¿vale? pero en el buen sentido, nos gusta destacar entre la muchedumbre y nuestros intereses no son como los demás pero somos buenas personas, y sabemos dar conversación.
-Si todos son como tu, no lo dudo- ambas muchachas rieron con ganas.
-Bueno y dime ¿que tipo de música te gusta?
-Pues me gusta mucho Evanescence, U2, My chemical romance es estilo más o menos, Queen.
Un chillido agudo salió de su boca, de emoción y la abrazó muy fuerte.
-Son iguales que los míos, llevo mucho tiempo deseando que alguien como tú, es decir, tu personalidad viniera ¡Oh dios mio! le va a encantar al grupo, ¿mañaba vendrás verdad?
-Si tu quieres sí, no me importa creo que me vendrá bien conocer gente nueva.
-¡Pues claro que quiero! Lo estoy deseando, además harás buena pareja con Dirk, la verdad es que pegáis
El rostro de Emma cambió de expresión muy rápido, la angustia por el cambio de tema había sido tan brusco que la había dejado paralizada, Rosalie, pareció darse cuenta.
-Ya veo que es un tema delicado,lo siento mucho de verás, solo a sido un comentario no te sientas obligada a nada y espero que mañana vengas a no ser que la haya cagado mucho ahora.
Emma enseguida se dio cuenta de que lo sentía en realidad, y esa chica la transmitía buenas vibraciones, carácter alegre y risueña, sincera, decidida y segura, confiada en sí misma, y además a parte de ser directa, se podía confiar en ella.
-Si mis padres me dejan, estoy mañana con vosotros para daros la lata.
-Tú no molestas, me voy seguro que te apetece quedarte un rato sola.
-Gracias.
La chica se levantó, se fue bordeando la playa por la orilla con paso lento, firme y ligero, la verdad que esa chica desprendía seguridad, dulzura, sus caderas se movían muy sexuales y el pelo de un color negro rizado se movía en su espalda, su piel de morena por el sol resplandecía, esa chica la daba envidia en todos los sentidos, pero envidia sana por así decirlo. Algo en su instinto le dijo que confiara en ella y por una vez en mucho tiempo, le apetecía salir y despejarse.
Sacó la camiseta y con ella se secó, se puso los pantalones cortos vaqueros, dejando al descubierto solo la parte de arriba de su bikini negro. Se puso las zapatillas negras y fue hacía su casa sin ninguna gana de camino se encontró con un chico, este se encontraba tapado por las sombras, pero pudo verlo lo suficiente para saber que era ancho de espaldas, delgado, pelo corto y que fumaba. Apenas sin fijarse pasó a su lado y pudo averiguar que fumaba Fortuna. Su casa no se encontraba muy lejos de la playa y cuando llegó, antes de entrar respiró profundamente tres veces buscando una paciencia que no tenía y se decidió a llamar a la puerta para entrar.
-

Vidas V

Los sollozos que se alcanzaban a oír, era profundos y regulares, la respiración de la joven era entrecortada e iba muy deprisa, unas lágrimas amargas recorrían su cara que expresaba una extraña añoranza, la enfermera impotente ante esa situación solo se le ocurrió acercarse a ella y abrazarla, la joven que lloraba se agarró a la cintura de su acompañante mientras que esta la acariciaba el cabello, largo sedoso y de color rojo. Los ojos de la pelirroja se alzaron y miraron a su salvador, suplicando perdón. La joven enfermera no entendía nada, no sabía lo que la chica le quería trasmitir y tampoco sabía el porqué se su pena, con mucha cautela y con un coraje que no tenía le preguntó.
-¿Que te pasa? Si puedo preguntar.- su voz solo transmita una pena profunda y cansancio.
-E tenido una pesadilla muy real- el silencio de la habitación que se había adueñado después de la pregunta de la chica, había sido roto de nuevo por los sollozos de la joven.
-¿Y que has soñado?- ahora su voz era dulce y estaba  cargada de curiosidad y compasión.
-E soñado que mi abuelo se moría y hace años que no puedo hablar con él- sorbió los mocos que tenía atascados en las fosas nasales y prosiguió con un susurro lleno de miedo- lo malo es, que ayer mi madre me llamó para comunicarme que se encontraba muy mal, lo mejores recuerdos que tengo del verano de mi infancia son con él y por culpa de una discusión que tubo con mi padre, no lo veo desde hace casi tres años.
Las lágrimas volvieron a brotar con más intensidad que antes, derrumbando el poco valor de la enfermera y la poca serenidad de la muchacha.
-No te preocupes, mira vamos a hacer una cosa ¿ de acuerdo? No,no, mirame y deja de llorar, que una cara tan bonita no puede estar tan triste- de la cara de la pelirroja surgió un amago de sonrisa.
-Gracias de verdad, dime te escucho.
-Lo primero te vas a sonar los mocos- y le tendió un pañuelo a la temblorosa mano de la chica- lo segundo va a ser calmarte, porque con tanto temblor no puedo curarte las heridas, lo tercero vas a hablar con tu padre y vas a pedirle el teléfono de tu abuelo para hablar con él y si quieres puedo llamar a tu doctora para ver si te puedo poner un relajante.
Con un nudo en la garganta la enferma consiguió decir.
-Muchas gracias por todo, menos mal que aún queda gente buena en el mundo como tú y no hace falta que me pongan un calmante con tu compañía me sobre y me basta.
La enfermera se sonrojó, no estaba acostumbrada
-Bueno, extiende el brazo que te las tengo que curar las heridas.
Sus heridas se extendían por todo el brazo, había sido arrastrada unos cincuenta metros por un moto al intentar robarla el bolso, la cara apenas la tenía daña porque había sido prudente en poner el antebrazo, pero las heridas de las piernas tenían muy mala pinta y claro está, estaba un poco traumatizada y esta con tratamiento psicológico. Cada ves que el algodón rozaba una de sus marcas un suspiro se escapaba de sus labios y un pequeño grito lo acompañaba, estaba claro que la angustia la perturbaba ya que el ambiente estaba sobre cargado de ello.
-Ya está y ahora a dormir que es tarde.
-Adiós y gracias, muchas gracias por todo.
-De nada, la verdad que así me siento útil para la sociedad.
-La verdad no creo que seas inútil y en mi humilde opinión te diré que nadie lo es.
-Yo pienso que soy una completa inútil que va de super heroína y que luego es incapaz de ayudarse a si misma.
-Yo pienso que tu mismo nunca te puedes ayudar y que hacerte el fuerte solo te ayuda un tiempo y luego te caes. Todos somos frágiles y todos necesitamos ayuda en un momento u otro de alguien ajeno a nuestro dolor. Todos somos humanos que nos tenemos que ayudar en una misión, que es la misma, sobrevivir a la vida y eso solo se consigue ayudando y dejando se ayudar.
-Ahora te tengo que dar yo las gracias.
La enfermera se despidió con la mano, cuando ya se encontraba en el pasillo miró la hora del reloj y se dio cuenta que era hora de ver al chico de la habitación 309 a ver como iba, con la charla de la chica pelirroja en su cabeza se dirigió dispuesta a darlo todo esa noche.

lunes, 6 de agosto de 2012

Vidas IV

-Aquí no se puede fumar- el largo cabello de la enfermera se balanceó con sus pasos rápidos, con decisión, la mano de ella agarró el cigarro y lo tiro por la ventana- y no le biene nada bien para su salud.
-Presiento que me queda muy poco de vida, cada vez estoy más cansado y parece que yo no siento dolor, el único placer que aún puedo disfrutar y ya ni me dejan.
-Pero por lo menos podrías fumar en el baño no aquí.
-¿Para qué? Me da igual lo que me puedan decir.
-¿Quieres fumar un cigarro conmigo en la ventana del pasillo?
-¿Y eso? ¿no sabía que fumabas?
-Mira, no estoy de humor, no a sido un día agradable y me apetece fumar, si quieres bienes y sino te quedas.
-Acepto tu invitación.
La enfermera cambió el bote de paracetamol y ayudó al enfermo a dirigirse hacia la puerta. Al hombre le resultaba muy difícil caminar erguido y sin torcerse, el sentido del equilibrio lo tenía atrofiado por el exceso de alcohol consumido en la adolescencia y en la vejez. El lugar al que se dirigían se encontraba situado al final del pasillo, era una ventana grande y abierta de par en par, por ella se colaba los rayos tenues de la luna, colocó al enfermo en un extremo de la ventana y ella se colocó en el otro, de su bolsillo sacó un paquete de Malboro y le tendió la caja, el señor cogió un cigarrillos y el mechero azul, ella hizo lo mismo que el hombre.
-No me esperaba esto de ti, me has dado una agradable sonrisa- la voz del hombre rota por las noches en vela, la habló con calma mientras que expulsaba el humo.
-Lo sé, la verdad que me encuentro muy a gusto contigo- ella habló también muy tranquila y el humo que salía de su boca la daba un aire muy diferente del habitual.
-Me caes bien enfermera, pero las inyecciones aún las pones de pena.
-Gracias por lo ánimos- y no puedo evitar reírse.
-La pena es, que seguramente para cuando lo hagas bien, yo ya no estaré aquí- parecía de verdad que le daba pena.
-Te voy a proponer un promesa, si tu la cumples, yo lo hago también.
-Soy todo oídos- en sus ojos se reflejaba la curiosidad.
-Te prometo que voy a mejorar las inyecciones para que tú lo veas, si tu me prometes que te vas a intentar recuperarte dejando estos hábitos.
-Acepto el desafío señorita- las manos de él y de ella se fundieron en un apretón firme y seguro.
La enfermera tiró su cigarrillo por la ventana y le dirigió una mirada a su acompañante.
-A partir de ahora- el hombre hizo lo mismo que ella antes con el cigarrillo.
-Creo que necesito ayuda para volver.
La enfermera lo ayudó como antes, ambos se dirigieron despacio a la habitación.
-Hay una pregunta que me interesa, ¿se la puedo formular?
-A delante, soy todo oídos.
-¿Por qué ahora quiere recuperarse?
-Buena pregunta, sí señora, y te la voy a contestar. Cuando empeze a beber, me alejé de mi padre, dejamos de jugar al fútbol y de ver cosas juntos en la tele, y con mi madre aguanté un poco más pero también me alejé, cuando pensé que lo había superado ambos habían muerto y me prometí no volver a coger una botella, pero ya se ve que no lo hice muy bien. Perdí a mi novia y a mis amigos, quedandome solo con la soledad. Después de eso pensé que era lo mejor, pero no, echaba de menos toda lo que había perdido, incluso mi hija. Luego después entré aquí, cuando te conocí no pude evitar pensar en mi hija, que se parece considerablemente a usted, ahora tengo la oportunidad de cumplir las promesas que me hice.
Los ojos de ella se encontraban anegados en lágrimas, la historia la había conmovido profundamente.
-Buenos ya hemos llegado, tumba te tranquilo yo me tengo que ir.
-¿Esta llorando?
-Más o menos, bueno hasta luego.
Y la enfermera cuando salió de la habitación y se alejó considerablemente de ese señor no pudo evitar un sollozo. La noche cada vez iba de mas en peor, se secó las lágrimas con un pañuelo y se acercó a la habitación 313, esa habitación era muy peculiar, la chica que se encontraba allí tenía un aspecto demacrado, pero ella aseguraba encontrarse bien, aun que todo el mundo sabía que se encontraba rota por dentro. Cuando fue a entrar un sollozo le llegó al oído.


domingo, 5 de agosto de 2012

Vacaciones II

Una mano la cogió de la chaqueta y la hizo volver a sentarse.
-¿Quieres estarte quieta? ¿Y si te caes?
-Mamá, calmate, no me voy a caer.
-Eres imposible, hija cada vez te conozco menos.
Emma, harta de esa conversación, se volvió a poner el cinturón, se puso ambos cascos, y volvió a sacar la cabeza por la ventanilla, el olor del mar era intenso y la humedad impregnaba el ambiente, la lluvia había cesado y el viento era un poco más fuerte que antes. El coche se tambaleaba de un lado a otro cediendo al fuerte viento. Cerró los ojos y se imaginó que estaba en la popa de un barco, con los brazos extendidos haciendo la escena del "rey del mundo", pero la realidad aplastaba con florecer de nuevo, y así lo hizo. La chica cambió de canción, ahora puso Helena de My chemical romance, en el horizonte se asomaba la playa, una playa de arena cálida, mar azul intenso que refleja los rayos de sol que se alza en el cielo. Una mirada severa le hizo quitarse un casco de mala gana.
-¿Puedes cerrar la ventanilla?- preguntó la voz molesta de su padre.
-Por poder puedo, pero no quiero.- dijo ella sin vergüenza.
-Bajala, ahora.
La chica de mala gana bajó la ventanilla, y cerró los ojos enfadada, deseando llegar a la casa y salir a la playa, su deseo pronto se vio realizado, el coche con una pequeña sacudida se paró delante de una pequeña casa, blanca con tejado de color rojizo, un jardín sembrado de rosas de todos los colores posibles, con un gnomo gracioso a la entrada que les daba la bienvenida. En cuento el coche paró del todo, la muchacha salió corriendo, cogió su mochila y salió corriendo a la playa, ignorando los gritos de sus padres, los reproches de sus hermanos. No pudo evitar que unas lágrimas corrieran por sus mejillas, no sabía a ciencia cierta si eran de un amago de felicidad o de pura tristeza. En cuanto llegó a la playa, tubo la suerte de que hubiera cambiadores, se metió en uno de ellos a toda prisa, cuando se hubo cambiado salió de el con cuidado, saboreando la arena pegada a sus pies, la sensación del  calor del sol, el olor del mar demasiado cerca, andando despacio se acercó a un sitio libre y en el dejó su mochila con su MP3 muy antiguo dentro y con paso acelerado llegó a la orilla del mar y se fue adentrando en el poco a poco, disfrutando plenamente de la caricia del agua helada, el sabor salado... No estuvo dentro mucho tiempo, lo suficiente como para saborearlo y calmarse.
En cuanto se acercó a su mochila se sentó, mojada en la arena.Una chica de pelo castaño largo, con un flequillo de lado, ojos claros que demostraban sinceridad, una sonrisa franca se acercó y comenzó a hablarla alegremente.

Vidas III

-¿Sabes que aquí todo se sabe?- la voz del chico sonó divertida.
-Sé que las noticias vuelan.
Un pitido cortó el aire, el sonido procedía del termómetro, el chico levantó el brazo y la enfermera lo sacó de debajo de su brazo.
-Cuarenta, lo que me imaginaba, quedate quieto y voy corriendo a buscar al doctor.
-¿A dónde quieres que vaya?
-Vuelvo en seguida.
La enfermera salió corriendo de la habitación, el doctor Ramiro siempre estaba en la sala del café, así que allí se dirigió primero, sus pasos acelerados resonaban en el pasillo completamente vacío, decidió coger el ascensor que era más rápido, la enfermedad de aquel chico no era muy grave, no tenía que tener fiebre a no ser que tuviera una inflamación. El ascensor dio una sacudida en el cuearto piso, y salió corriendo hacia el final del pasillo para poder girar a la izquierda, no sabía porque corría por un poco de fiebre, pero lo que sí sabía era que no era muy normal y estaba muy preocupada con él, ese chico se había abierto emocionalmente a ella y no quería defraudarle. Notaba como la sangre corría por sus venas y el corazón iba muy deprisa. Patinó delante de la puerta y llamó antes de entrar,el doctor que la recibió no era el que esperaba, pero detrás puedo ver al que estaba buscando.
-Buenas,¿Doctor Ramiro, puedo hablar un momento contigo? Es sobre un paciente.
-¿Cuál?
-No lo sé, pero es el chico de quince años, habitación 309, planta tres.
-Ya sé cuál es.¿que le pasa?
-Tiene cuarenta de fiebre y sé que no es muy normal.
-No no lo es, vamos.
-Fueron con paso acelerado, llegaron a la habitación en siete minutos, y el chico estaba con temblores incontrolable.
El doctor se acercó al paciente rápidamente, sacó de su bolsillo izquierdo una linterna con la que apuntó a los ojos, las pupilas no estaban dilatadas, la enfermera mientras tanto  por la vía del chico metía un calmante muscular, y algo que actuara contra la alta temperatura. El silencio se volvió extremo en esos últimos cinco minutos, que solo era cortado por las respiraciones.
-Ya esta mejor, tiene hipertensión, pero no sé porque tiene la temperatura tan alta, de momento vamos a dejarlo con relajantes y con antibióticos, quiero que vuelvas dentro de unos veinte minutos y si sigue así llamaremos a sus padres.
-De acuerdo.
Ambos salieros por la puerta de la sala, el doctro se dirigó a la parte opuesta, y la enfermera siguió adelante,  la siguiente habitación, 311 era de un hombre adulto, cuarenta y cinco años, enfermedad del híagado precedente de la cantidad de alcohol consumido. Era un hombre extraño, retraído, cansado , mirada perdida, ese hombre también le había enseñado algo, el alcohol no era bueno y que muchas veces rendirse a lo imposible no está tan mal, la comodidad ante el dolor de tantos años es lo que más puedes alcanzar, pero también le había abierto los ojos a la realidad. Le debía muchas cosas ese señor. Llamó a la puerta y el olor de un cigarrillo le dio la bienvenida.

Vidas II

Después de cruzar el oscuro pasillo, llegó a la habitación 307, allí se encontraba un muchacho de unos veintidós, veintitrés años alto, corpulento, anchos hombros, pelo corto castaño, ojos verdes intensos y labios finos y delgados. Le gustaba mucho ir a esa habitación, el chico a demás de ser agradable y amable, era muy guapo, y ella en el fondo desearía poder pasar algo más de tiempo con él, pero no podía estar más que unos minutos. Llamó a la puerta suavemente y una voz grave contestó.
-Adelante, no hace falta que llames, ya te lo dije antes de ayer.
-Ya, pero- se sonrojó ligeramente- es por educación, bueno¿ como va esa pierna hoy?
-Me duele más, pero el doctor de reniega en ponerme un calmante.
-El sabrá porqué lo hace, ¿no crees?
-No lo sé.- y un suspiro salió de su boca.
-Bueno, voy a cambiarte el bote y a darte la botella de agua- y le tendió una botella de agua mineral que el cogió con una mano grande y firme.
-Gracias, ¿que tal tu brazo?
-¿Perdón?- se sorprendió de repente, poca gente sabía lo de su brazo.
-Sí- y una suave carcajada inundó la habitación- me lo contaste hace una semana más o menos, que te dolía y tenía un ligero temblor.
-Ah, ya- y una risa nerviosa que no pudo controlar salió de su boca.- bien ya casi no me duele y el temblor a desaparecido.
-Me alegro.
-Me tengo que ir, hasta luego.
-Adiós y que pases un buena noche.
-Lo intentaré,pero me da que va a ser larga.
-Si te apetece descansar un rato podía pasarte por aquí y me haces compañía...- lo dejó caer muy sutilmente, ella que no podía resistirse a su mirada, no puedo negarse.
-De acuerdo pero no sé si me dará tiempo.
-Si puedes aquí te espero.
Salió de la habitación precipitadamente, apabulla y muy aturdida, pero en seguida se rehizo, no podía dejar que eso la afectara a la ronda de esa noche. Ese chico tubo un accidente de moto, la pierna rota por dos sitios, un fuerte golpe en la cabeza y un muchos hematomas. Como cada paciente que se encontraba en esa planta, ese muchacho también le había enseñado algo, a pesar de su accidente con la moto, estaba deseando volver a cogerla, no temía otro accidente, decía que temer lo que más quieres y lo que más te gusta por el miedo de morir es alejarte de la vida, y estaba deseando que el viento intentara meterse a través de su casco y que echaba mucho de menos la velocidad. Ella admira su carácter, decido, firme, cariñoso y agradable. La siguiente habitación era la 309, allí se encontraba una señora de treinta años de edad, casada, con dos hijos, siempre que entraba a esa habitación una punzada de envidia la recorría el cuerpo, esa treinteañera tenía todo lo que ella deseaba, amor, hijos... La única mesa que había en esa habitación estaba llena de fotos, una de sus favoritas era la primera empezando por la derecha, la foto estaba tomada en la playa y una familia aparentemente muy feliz sonreía a la cámara.
-Buenas noches, pase.
-Buenas noches, ¿que tal su estómago?
-Mejor que ayer  y peor que mañana.
-Me alegro, tiene que tomar se la pastilla de la una, aunque venga con retraso.
-No se preocupe, de mela y yo me la tomo enseguida.
Le tendió una caja amarilla y la paciente de allí sacó una pastilla de un naranja intenso, se la metió de golpe en la boca y bebió un gran trago de agua.
-Bueno pues yo me voy, que pase una buena noche y ante cualquier cosa presione el botón.
-Lo haré, buenas noches.
Esa señora llevaba en el hospital, unas semanas, y echaba mucho de menos a sus hijos, pero su esperanza e ilusión por verlos la hacían seguir luchando aunque según varios médicos su enfermedad era casi terminal. La siguiente habitación era de un chico de quince años, alto para su edad, musculoso, algo engreído y un fan incondicional de los Queen y U2, admirable su pasión por ellos tenía toda la habitación llena de posters, ese chico como todos los demás también le había enseñado algo, la vergüenza no sirve para nada, no cambies tus gustos por nadie, muestra siempre seguridad y los débiles por los menos deben resistir ante la vida. Aunque era muy joven, ese chico tenía una visión de la vida muy madura y real, no era alegre, pero tampoco triste, era normal, algunos días contento y otros deprimido, como la mayoría de la gente normal.
En cuento llegó a la habitación supo que hoy estaba deprimido y que sus padres, no se encontraban allí con él..
-Buenas noches, ¿como te encuentras hoy?
-¿No lo ves?
-Vale, vale, vamos a tomarte la fiebre.
-Pues como quieras.
-No lo que quiera, es lo que debo hacer.
Le metió el termómetro debajo del brazo y esperó con el los cinco minutos.
-No hace falta que te quedes.
-Así descanso un rato, ¿puedo hacerte una pregunta?
-Adelante.
-¿A qué se debe tu mal humor?
-Pues mi novia me acaba de dejar por un sms, mi madre no quiere verme y mi padre pasa, así que hoy me toca estar solo, la garganta me duele más y tengo mucho frío.
-El frío se debe a la fiebre seguramente, ahora llamo al médico y para que te examine, lo de tus padres lo siento mucho y si te encuentra peor llámame y te hago compañía, y lo de tu novia, ella se lo pierde.
-Gracias, pero no se s te dejaran quedarte.
-Si nadie se entera no hay problema- y le guiñó un ojo que el amistosamente le devolvió.

sábado, 4 de agosto de 2012

Vidas I

El olor a alcohol, a productos químicos y a desinfectante inundaba el aire, cada vez que cogía aire le quemaba a la nariz, los pasos resonaban en el pasillo vacío, se dirigía a la tercera planta hoy le tocaba la ronda en esa planta, la puerta que daba a la zona correspondida siempre se atascaba y ella cansada del mismo juego de siempre, puso los ojos en blanco y le dio una fuerte patada a la puerta. hoy no era su día y ya bastante le habían tocado la moral. Llegó a la habitación 301 y una tos característica le dio la bienvenida como cada noche una sonrisa cruzó su rostro.
-Buenas noches Don Díaz ¿como está esta noche?- su voz sonó dulce y tranquila.
-Buenas, por aquí tirando ¿como está mi enfermera favorita?- su voz era ronca y profunda.
-Bien, gracias, es tese quieto que tengo que ponerle la inyección.
El hombre se dio la vuelta dejando a la enfermera la parte posterior de su brazo,cuando ella metió la aguja un respingo salió de la boca del enfermo.
-Siento haberle echo daño, no era mi intención- la aguja se movió dentro de la carne del hombre y la sacó lentamente.
-Nada no se preocupe, lo haces mejor que la enfermera nueva que ha llegado- y una risa franca salió de su garganta.
-No debería reírse tanto, cuide su garganta.
-Nadie me puede impedir reír.
-Hasta dentro de dos días.
-Hasta luego.
Hablar con ese hombre siempre la ponía de buen humor, era un hombre de edad avanzada, bonachón, con una barriga pronunciada, ojos azules, pelo blanco y siempre riendo, ella que no tenía una vida amorosa  y social muy buena, se entregaba a los pacientes emocionalmente mucho y se implicaba con ellos tanto, llegando incluso a llorar sus penas. Ahora tocaba la habitación 303 ya que hoy tocaba las impares y mañana las pares. La siguiente habitación olía diferente a las demás, a rosas y a romero, siempre había flores en aquella estrecha habitación, llevada por sus hijos y cuidada por su marido la señora que se encontraba en esa habitación siempre sonreía incluso cuando la diagnosticaron cáncer de hígado dijo" me pongo a su disposición al fin y al cabo algún día tenía que llegar mi hora si la cosa se tuerce" y empezó a reírse, esa señora siempre risueña la enseñó que al buen tiempo buena cara y que ante los problemas sonríe y da le una lección a la vida, a ella le debía su forma de ser, llevaba allí casi cinco meses y casa vez que ella entraba le contaba que iba a hacer cuando saliera de allí, aún guardaba la esperanza de salir de allí con vida.
-Hola, buenas ¿como se encuentra hoy?-Ahora la voz de ella se volvió un poco más precavida.
-Como siempre, y..¿tú que tal hoy?
-Bien, tranquila, voy a cambiarla el bote y apuntar la medicación de hoy.
-Como quieras- soltó una carcajada- hoy estaba pensando que en cuanto salga de aquí, me pienso comer un helado gigante de chocolate y menta.
-Me gusta el chocolate...- y una carcajada cortó la atmósfera, de repente su marido un hombre alto con un bigote muy poblado de color negro azabache entró en la habitación y saludó con una voz animosa a la enfermera castaña.
-Buenas, hacía mucho tiempo que no te veía, ¿como está?
-Muy bien, gracias, debería decirle a su mujer que tenga más cuidado con sus salidas nocturnas.
-Lo haré y tome- le tendió una rosa blanca- se que son sus favoritas y gracias por estos cinco meses.
-De nada, lo prefiero a mi piso.
-Ya me gustaría verlo a mí- y empezó a reír estridentemente.
-Me voy, hasta luego y cuiden se.
La siguiente habitación era la de una chica joven, veintidós años, esta no era como los otros dos ancianos que había visitado, esta era más triste, más retraída, mirada perdida, pelo largo y liso rubio, delgada y pálida, pero esa chica también le había enseñado algo, la literatura, siempre que estaba a su habitación lo primero que veía era una pila de libros y a ella siempre con uno en la mano. Antes de entrar en su habitación llamó suave a la puerta y la joven sonrió tristemente.
-Puede pasar, adelante y no hace falta que llame.
-Se hace por educación.
-¿Te gusto el libro que te recomendé?
-Me encantó de verdad, te lo traigo mañana hoy e salido con prisa.
-Aún me queda para largo, no tengo prisa.
-Gracias y te diré algo confidencial, los médicos me han dicho que si sigues así pronto saldrás de aquí.
-¿Enserio?- y su mirada triste se llenó con esperanza, por eso la enfermera seguía viviendo por lo pacientes, por esos momentos que la llegaban hasta lo más profundo de su alma, ella no tenía apenas vida social y amorosa ya no le interesaba de momento, hacía varios meses que no sabía porque vivía, pero después de ese instante, de esa mirada de alegría, de la risa del primer hombre, la flor de aquel señor,  se dio cuenta de porque vivía.
-Enserio, así que sigue así y ya verás como pronto sales.
-Te adoro- y le dio un abrazo muy fuerte, ya no estaba tan débil como cuando entró en aquella sala.
-De nada, bueno tengo que seguir, luego si puedo me paso a verte.
-Gracias.
Ella se despidió con un beso y se giró para salir por la puerta. El pasillo estaba muy oscuro pero ella ya no tenía miedo de aquella oscuridad envolvente, como en los primeros días en ese hospital que era ahora su vida.